El Margot ratificó sus condiciones en el República Argentina
Old Bunch, titular del Clásico Otoño (G2, 2000m), primer eslabón del certamen porteño para todo caballo de tres años y más edad, soltó con el comando entre ceja y ceja, tal cual el estatus que lo encumbró como uno de los mejores de su generación en 2015. Lindo Amor, tercero en el citado Otoño y placé a vuelta de hoja en el Gran Premio de Honor (G1, 2000m), esta vez decidió encimar al citado vanguardista. Cerca de ambos citados, el crecimiento de Romaño, de concepto estelar al iniciar su palmarés, plataforma condicional hasta este apareo y salto singular cuando se volvió el rival a vencer al pisar la recta final de la central del domingo en un Argentino colmado con alrededor de 80 personas.
En tal sucesión, El Margot marchó penúltimo durante la primera mitad de la longitud. Altair Domingos lo llevó por los palos, un sector que le permitió abreviar un poco hasta los 800 finales. Un efecto dominó de golpes no sólo lo descolocó, sino que, según la palabra de su jinete, “casi rueda”. Pero ese contratiempo no iba a ser capaz de dejarlo fuera de la hora de la verdad. De hecho, con un trámite a su paladar, las chances eran concretas. Aunque restaba descontar hasta Romaño, una misión cuesta arriba con tanto espacio entre ambos.
El descendiente de El Garufa, aquel extraordinario millero con zancadas largas, telones de epopeya, que arrancó como semental de puros y que actualmente sirve para Polo, lo hizo. Tal como en el Honor, se fue agigantando mientras subía la temperatura en las tribunas de frío otoñal y calor de multitud. “Es un león. La emoción por el éxito, la emoción por un caballo así”, reflejó el entrenador Enrique Martín Ferro cuando el marcador reflejó ¾ cuerpo sobre Romaño. Tercero, en salto desde la milla, finalizó Le Blues, otrora héroe del Gran Premio Polla de Potrillos (G1), que 3 cuerpos después confirmó sus dotes de adaptación a cualquier exigencia, un largo por delante del favorito Old Bunch, con seguridad víctima de un tablero donde no fue único dueño de la velocidad.
El controversial cronómetro metropolitano se clavó en 1’57’’85c, un nuevo tiempo record que al margen de las especulaciones sobre cómo medir, fue producto de alternativas frenéticas y una superficie voladora por las lluvias en las semanas previas. El reservado por Luis Aramburu talló la segunda plusmarca de su vitrina, en adición a la de La Plata en octubre. También, como se marcó, un par de G1 en fila, de cara a una cúspide indiscutible en la especialidad. No está anotado en la serie de las Estrellas, pues su plan por el Gran Premio Estrellas Classic (G1 2000m), el último sábado de junio y también en la arena de Palermo, costará el 50% del premio al vencedor como suplemento. Y si no es esa cita, entonces será el descanso a un guerrero que tiene todo muy bien merecido.
Y si la labor del látigo nacido en Argentina y formado en Brasil fue grande con El Margot por el República Argentina, qué decir en Touareg en el Gran Premio de Las Américas – OSAF (G1, 1600m). El campeón dos años de 2015, que justamente un año atrás acaparaba el Gran Premio Montevideo (G1, 1500m) tomó la vanguardia desde la largada y se sostuvo siempre al frente, incluso con un trámite rápido y con la necesidad de sostener ese andar hasta la meta. A pesar de estirarse en grande al pisar la recta final, el preparado por Gustavo Scarpello nunca aflojó y cruzó la línea con 1 cuerpo sobre Vagabundo Inc.
Por: Sebastian Heredia
Ph: Gus Duprat