Analizando el pedigree de Flightline
Por Enrique Salazar
Pocos ejemplares con una campaña tan corta, de sólo cuatro actuaciones, han logrado alcanzar un nivel de valoración tan elevado, entre los profesionales y fanáticos hípicos, como lo ha hecho el invicto Flightline (Tapit). Tal vez, el haberse sobrepuesto a problemas físicos, probablemente insalvables para otros, en última instancia profundamente limitantes en el desarrollo atlético, le han permitido cobijarse con una aureola heroica, a la cual se ha hecho merecedor con actuaciones “descomunales” desde su primera aparición en las pistas.
Habiendo debutado el 24 de abril de 2021 en Santa Anita Park con una imponente victoria sobre seis furlongs (1:08.75) en un Maiden Special Weight ($61,000), cruzando la meta con más de trece cuerpos de ventaja, Flightline se mostró como un sprinter excepcional. Sin embargo, hubo que esperar casi cinco meses para volver a verle en acción. Así, con el hipódromo de Del Mar como escenario retornaría a la acción el 5 de septiembre, de nuevo sobre distancia de seis furlongs (1:08.05), pasando por el disco de llegada ahora con casi trece cuerpos de ventaja, ratificándose como un sprinter fuera de lo común.
Con esas dos presentaciones, a Flightline se le consideró un candidato “natural” para intervenir en la pasada Breeders’ Cup Sprint (G1, $2,000,000), sin embargo, sus allegados pasaron por alto esa carrera y optaron por darle seis semanas más de entrenamiento y participar en el Runhappy Malibu Stakes (G1, $300,000), un evento exclusivo para potros de tres años, a correrse en su hipódromo base, Santa Anita Park, sobre distancia de siete furlongs (1400 metros). Allí, el 26 de diciembre, derrotó, otra vez muy fácilmente a seis rivales, imponiendo once cuerpos y medio de ventaja a su escolta, mientras dejaba registro de 1:21.37. Quedó claro entonces que la milla (1600 metros) no sería un problema para Flightline.