Por Enrique Salazar
Edición Roberto Rodriguez
Foto NYRA / Media
Coglianese Photo
La espera fue larga para todos. Fueron 37 años deseando un Triplecoronado en los Estados Unidos. Para el carismático Bob Baffert la espera quizás fue la misma, pero más fuerte porque estuvo muy cerca de concretar la hazaña en 3 ocasiones anteriores a la aparición de American Pharoah (12, Pioneerof the Nile en Littleprincessemma, por Yankee Gentleman). Inolvidables las caras de Baffert los días del Belmont Stakes (G1) de los años: 1997, su primer intento frustrado con el moro Silver Charm (94, Silver Buck en Bonnie’s Poker, por Poker); 1998, una Triple Corona que tuvo en poder de Real Quiet (95-10, Quiet American en Really Blue, por Believe It) hasta los 50m finales de la carrera; y 2002, cuando el “geniático” War Emblem (99, Our Emblem en Sweetest Lady, por Lord At War) desechó su chance en la propia largada. Después de ello, fueron 13 años que esperó Baffert para afinar sus “armas” y concretar la hazaña en 2015. Sin embargo, ahora, en tan sólo 3 años, gracias a ese individuo equino especial, bautizado Justify (15, Scat Daddy en Stage Magic, por Ghostzapper), vuelve a lograr una hazaña por la que muchos han luchado toda la vida y nunca llegaron siquiera a poder intentarla.
Tal logro lo iguala con el “legendario” Jim Fitzsimmons, el recordado “Sunny”, el primero y único, hasta ahora, en lograr dos Triples Coronas, habiendo sido el entrenador de los 2º y 3º Triplecoronados de la historia en Estados Unidos, Gallant Fox (27-54, Sir Gallahad en Marguerite, por Celt) y su hijo Omaha (32-59, en Flambino, por Wrack), ambos una “leyenda” en sí mismos, al ser la única pareja padre-hijo ganadores de la Triple Corona. Pasaron 83 años para que otro entrenador lograra tener en su haber el ser entrenador de dos triplecoronados. Fitzsimmons debió esperar 5 temporadas para lograrlo. Baffert sólo esperó 3 años. “Sinceramente, creo que estoy recibiendo ayuda de arriba (refiriéndose al cielo como el posible secreto de su éxito)”, afirmó Baffert ayer a la prensa. “Pienso en mis padres, pienso en los buenos amigos que se han ido y sé que están allá arriba. Realmente creo en eso, que ellos están ayudándome, me están dando un empujoncito”, agregó un emocionado Baffert.
Se relaja más cuando le piden comparar las hazañas. ¿Cuál fue más emocionante? ¿Cuál te dio más felicidad?… Con sus ocurrencias de siempre,
Baffert contesta: “Esto nunca es pasado.
American Pharoah siempre será mi primer amor.
Justify siempre me mostró las mismas señales que
American Pharoah, el mismo brillo. Un caballo superior. Quiero decir, él podría haber ganado cualquiera de las carreras clásicas que se corrieron hoy (en Belmont Park). Él es ese tipo de caballo”. Y lo califica como “excepcional”.
Justify, que venía de triunfar en los dos primeros tramos de la Triple Corona sobre condiciones fangosas, en el Belmont Stakes se reencontró con una pista casi perfecta para él. Una superficie rápida donde su galope se transforma en “arma mortal” para sus contendores. Si lo buscas mueres y si no lo buscas igual te mueres tratando de darle alcance al final. Tal como hizo el extraordinario Seattle Slew (74-02, Bold Reasoning en My Charmer, por Poker) en 1977, también en rol de invicto, Justify le emuló totalmente, en la hazaña y en el estilo.
Al principio de la jornada, Baffert había presentado victoriosa a la Campeona Abel Tasman (14, Quality Road en Vargas Girl, por Deputy Minister) en el Ogden Phipps Stakes (G1, 1700m, $700,000), que volvía al círculo de ganadores luego de no hacerlo desde julio del año pasado. Fue una tarde soñada para cualquiera. Por eso Baffert siente ese efluvio místico llegando hasta él. Es una leyenda viva.