Superficies sintéticas, la alternativa viable ante los cambios climáticos
Por Ramón Brito.
En los últimos años hemos visto con mucha preocupación un incremento en el número de carreras en Saratoga que por inclemencias del tiempo han tenido que ser cambiadas de superficie. En este caso, las torrenciales lluvias afectan notoriamente el estado de las pistas de grama, obligando a las autoridades a tomar decisiones que traen como principal consecuencia una abultada cantidad de retirados. A su vez, esta situación perjudica a todos los involucrados directa o indirectamente en el espectáculo hípico, incluyendo por supuesto a los apostadores, clientes fundamentales del negocio. Solamente el año pasado (2023), un total de 65 carreras programadas para la grama en Saratoga tuvieron que ser trasladadas a la pista de arena, motivando una investigación por parte de la Comisión de Apuestas del Estado de New York.
Hemos utilizado a Saratoga como muestra, pero esta situación se repite en cualquier hipódromo cuyas pistas sean de grama o arena. En estos casos, no hay opciones cuando la naturaleza embiste por medio de la lluvia. Competencias diezmadas al anunciarse el cambio de superficie, descenso en la jugada, frustración para las conexiones de los ejemplares retirados, frustración para el aficionado.
Las pistas sintéticas han surgido como una alternativa para reducir el número de deserciones cuando las pistas de grama no se pueden utilizar. Un ejemplo de ello lo constituye Gulfstream Park, hipódromo que tomó acción en 2021 al poner en funcionamiento una pista de Tapeta. Desde entonces, las carreras que no se pueden disputar en grama son trasladadas a la superficie sintética, que por su composición permanece inalterable ante cualquier condición climática.