Las «Variaciones en el Paso» o «Pacing Strategy».
Por Enrique Castillo
Cómo afectan el accionar del caballo en la carrera
Una habilidad de los atletas de competencia es la capacidad para establecer un “paso” o intensidad del ejercicio a escasos momentos de haberse dado la partida. Esta habilidad les permite a los corredores administrar sus energías de manera que puedan completar el recorrido de una manera competitiva, pero a su vez resguardando los principales sistemas corporales de colapsar ante el esfuerzo.
Hay evidencias claras que existe un paso óptimo para cada atleta el cual puede estar definido inclusive antes de que el corredor alcance el punto de partida. Una vez ordenada la largada, la regulación del paso se irá produciendo a lo largo de todo el recorrido. Este proceso de regulación del paso se conoce en inglés como “Pacing Strategy”, una denominación que no es fácil encontrarle una traducción exacta en español, pero que pudiera asociarse con una “Variación del Paso”.
Hay evidencias claras que existe un paso óptimo para cada atleta el cual puede estar definido inclusive antes de que el corredor alcance el punto de partida. Una vez ordenada la largada, la regulación del paso se irá produciendo a lo largo de todo el recorrido. Este proceso de regulación del paso se conoce en inglés como “Pacing Strategy”, una denominación que no es fácil encontrarle una traducción exacta en español, pero que pudiera asociarse con una “Variación del Paso”.
En los atletas humanos estas variaciones del paso difieren de acuerdo con la distancia o duración de la carrera, sin embargo, lo importante es que, a pesar de estas diferencias, estas variaciones del paso se producen de una manera similar.
El cerebro, el órgano controlador del esfuerzo, inconscientemente monitorea el estatus de todos los sistemas corporales del atleta. Con toda esta información y otra que es externa al individuo el cerebro calcula el costo metabólico de mantener la intensidad del paso actual, lo compara al estado físico del corredor para ese momento y ajusta el paso regulando el número de fibras musculares que se contraen para que el atleta pueda completar la carrera de la manera más eficiente.
La frecuencia cardíaca es un buen indicador de la intensidad del ejercicio, algunos trabajos de investigación han demostrado que esta aumenta y disminuye aleatoriamente a lo largo de todo el recorrido siendo estos hallazgos consistentes con el constante calculo que el cerebro va realizando de la condición física del individuo y la intensidad del esfuerzo.
El cerebro, el órgano controlador del esfuerzo, inconscientemente monitorea el estatus de todos los sistemas corporales del atleta. Con toda esta información y otra que es externa al individuo el cerebro calcula el costo metabólico de mantener la intensidad del paso actual, lo compara al estado físico del corredor para ese momento y ajusta el paso regulando el número de fibras musculares que se contraen para que el atleta pueda completar la carrera de la manera más eficiente.
La frecuencia cardíaca es un buen indicador de la intensidad del ejercicio, algunos trabajos de investigación han demostrado que esta aumenta y disminuye aleatoriamente a lo largo de todo el recorrido siendo estos hallazgos consistentes con el constante calculo que el cerebro va realizando de la condición física del individuo y la intensidad del esfuerzo.
Sin duda la rata cardíaca y la capacidad de los sistemas corporales son los factores que han sido mayormente estudiados, inclusive en el caballo, como reguladores del paso.
Sin embargo, un aspecto interesante tiene que ver con la existencia de varios factores externos al individuo que son considerados por el cerebro para determinar el paso óptimo y los cuales al menos en atletas humanos se ha demostrado son altamente influyentes en la determinación de este. Estos factores tienen que ver con el conocimiento del punto de llegada, los recuerdos de experiencias previas en la misma distancias y duración similar, así como factores motivadores que incluyen la competencia contra otros corredores, contra el reloj o récords personales.
En el caballo de carrera algunos trabajos han sido realizados, pero definitivamente, la posibilidad de obtener resultados tan precisos como los obtenidos en atletas humanos son menores por lo que animarse a escribir sobre el tema dependerá en gran parte de la especulación y la traslación de lo que se ha determinado en humanos que pudiera también ser aplicable al caballo. La intención de este artículo será comentar como algunos de estos factores externos que controlan el paso en el humano pudieran también actuar o influir en el paso del caballo en carrera.
La intención de este artículo será comentar como algunos de estos factores externos que controlan el paso en el humano pudieran también actuar o influir en el paso del caballo en carrera.
Los caballos de carrera de acuerdo con su forma de correr son denominados de diferentes maneras, por ejemplo, es común oír que un caballo es “atropellador” cuando avanzando desde los últimos lugares desarrolla su mayor velocidad en los metros finales de la carrera, “velocista” si al contrario sale a tomar la punta desde el “brinco” o “stayer” si puede correr largo o “sprinter” si corre mejor en distancias cortas.
Los handicappers en Norteamérica han clasificado a los caballos de acuerdo con su “Running Style” o la manera de correr donde el caballo es capaz de alcanzar sus mayores posibilidades de éxito.
Los caballos con “Early Speed” o aceleración temprana solo son exitosos cuando pueden tomar la punta viendo altamente limitada su posibilidad de éxito cuando no lo logran. Otros caballos aceptan correr detrás de los punteros, en el pelotón, unos presionando de cerca a los punteros a menos de dos cuerpos. Estos se denominan “Early Pressure” y en ausencia de los primeros, tienen también cierta dosis de «aceleración inicial» como para correr en punta. Los que esperan para avanzar o presionar desde un poco más lejos se denominan “Pressure” y por último los que corren en el fondo del grupo y solo avanzan en los metros finales de la carrera se les denomina “Sustained”. En pocas palabras, los caballos al igual que los corredores humanos también tienen un paso óptimo que está previamente establecido y que está íntimamente relacionado a su estilo de correr. En la medida que el caballo por la razón que sea se aleja de su estilo de correr y en consecuencia de su paso óptimo, las posibilidades de que alcance el éxito en esa determinada oportunidad se reducen altamente.
Es interesante que algunos trabajos realizados en el área del comportamiento animal han establecido que la “personalidad” del caballo es un factor importante en la determinación del paso que el animal adopta durante la carrera. Dependiendo del nivel de “relajación” o “impetuosidad” que cada caballo manifiesta, las posibilidades de que este mantenga su paso optimo por largo tiempo también varia. El control o la constancia en el paso producen un movimiento eficiente que le permite al caballo obtener el máximo de su condición física actual. En líneas generales aquellos caballos con aceleración temprana son menos dados a “relajarse”, su accionar es explosivo, deben tomar la punta y el accionar de otros competidores es una gran motivación, ellos pueden notar cuando están por detrás del puntero y modulan su paso tratando de acelerar alejándose de su paso óptimo y trayendo como consecuencia un inicio temprano de la fatiga. Por su parte aquellos capaces de esperar y mantener su paso óptimo por más tiempo ahorran un alto nivel de energía que será de gran valor en los metros finales de la carrera.
Cualquiera que ha participado en un paseo a caballo probablemente ha experimentado como el caballo tiende a acelerar su paso en la medida que se acerca a su establo, a su punto final. Aunque el caballo a diferencia de un atleta humano no procesa la distancia en millas o kilómetros definitivamente posee un sentido de orientación que le permite saber de la cercanía de su punto de llegada, donde el peso del jinete y la incómoda silla serán removidos y donde podrá descansar plácidamente en su establo con provisión de agua y heno. De la misma manera, particularmente no tengo ninguna duda, el caballo de carrera se habitúa a los diversos tramos de un recorrido posiblemente ajustando su paso de acuerdo con la distancia que le resta para llegar al “rayado”.
La experiencia del trabajo diario, así como de competencias previas, tienen que producir en el cerebro del animal un estado de anticipación a lo que puede esperar en cada trayecto de la competencia para hacer los ajustes que le permitan accionar energéticamente de una forma eficiente.
Federico Tesio en más de una oportunidad fue tildado por sus colegas de “carnicero” debido a las exigencias a las que sometía a sus caballos cuando estos estaban a las puertas de una carrera importante. Las historias de cómo Nearco o Tenerani fueron entrenados por Tesio para su participación en pruebas de jerarquía han perdurado en la historia del hipismo. Más recientemente en un artículo previo, mencionamos Allen Jerkens, un veterano entrenador el cual propone que el caballo actual no era suficientemente exigido durante su entrenamiento y que era precisamente la gran diferencia que existía entre el esfuerzo realizado durante el trabajo diario y el realizado durante la carrera lo que producía el colapso de algunos de los sistemas corporales del animal.
Investigadores en el área de la medicina deportiva han determinado que uno de los problemas que enfrentan muchos corredores es precisamente que la experiencia de hacer un esfuerzo por encima de la zona de “confort” cuando los mecanismos controladores están alertando del riesgo de mantener la misma intensidad del paso, solo ocurre durante el día de la carrera. Los trabajos diarios se realizan a un paso que muy probablemente no alcance el nivel de esfuerzo que se realiza durante la carrera. De manera que ese nivel de esfuerzo durante el ejercicio es el que condiciona al atleta para hacer sus cálculos previos a la carrera y determinar con anterioridad su paso óptimo. Al momento de la carrera donde por una serie de factores que diferencian el esfuerzo del trabajo al de la carrera, el caballo se emplea a intensidades muy por encima de su paso optimo, el cerebro, órgano controlador producirá la sensación de fatiga que se manifiesta en una reducción de la velocidad.
A diferencia del atleta humano, donde el cerebro va calculando el paso óptimo de acuerdo con las señales internas y externas que recibe para hacer los ajustes necesarios de manera de completar la prueba eficientemente, en el caballo el órgano controlador debe en oportunidades ceder ante la motivación o decisiones del jinete quien en gran medida tiene el control del paso del animal durante la carrera. De aquí que es de vital importancia que los jinetes puedan respetar en lo posible el estilo de correr de cada animal y su paso óptimo. Bien lo decía Tesio hace muchos años atrás, “un jockey no puede hacer que su conducido cubra una distancia dada más rápido que lo que las capacidades naturales del mismo le permiten”, para luego concluir, “el jockey exitoso es aquel que tiene el mejor juicio del paso”.
Leer artículo original por Enrique Castillo aquí