La afluencia del público elevó los niveles de jugada en las Kentucky Oaks y el Kentucky Derby
Por Ramón Brito
Las jornadas de carreras del viernes 30 y sábado 1 en Churchill Downs resultaron una señal del retorno a la normalidad dentro de la industria hípica norteamericana. Solo basta con hacer una comparación con el singular espectáculo del año pasado para entender la importancia que particularmente ha tenido la celebración de las Kentucky Oaks (G1) y del Kentucky Derby (G1) de 2021 como parte importante de un proceso de recuperación que se vive en estos días.
El Kentucky Derby (G1) volvió a su fecha tradicional – el primer sábado de mayo – y nuevamente fue disputado como el primer peldaño de la Triple Corona norteamericana. El año pasado fue el Belmont Stakes (G1) la carrera que dio inicio a la trilogía. Este simple hecho, sumado a la presencia del público en las tribunas y jardines internos de Churchill Downs generaron una necesaria sensación de alivio dentro de una situación que sin dudas ha cambiado la vida de millones de personas alrededor del mundo. Fue muy agradable observar como los aficionados – aunque con limitaciones de acceso – disfrutaron de dos emocionantes tardes de carreras en un clima ideal, regresando a las taquillas y locales de consumo habilitados. El espectáculo no pudo ser mejor.
Obviamente, uno de los aspectos más importantes tiene que ver con la jugada, principal fuente de ingresos de los hipódromos. La jornada del sábado fue notable en sus resultados, al punto de que se apostaron unos $233 millones, cifra solamente superada por la recaudación de 2019, que fue de $250.9 millones, cifra record. La comparación elude a 2020 por razones obvias, pero valga decir que se habla de un 85% de incremento con respecto al año pasado, cuando no hubo público y el Derby se disputó en septiembre.